El Vegvísir: La brújula vikinga, también conocido como la «brújula rúnica», es un símbolo islandés que ha capturado la imaginación de muchos en la cultura moderna. A menudo asociado con los vikingos, aunque su origen es más tardío, este poderoso emblema se ha convertido en un ícono de protección y orientación, tanto física como espiritual.
Pero, ¿qué sabemos realmente sobre el Vegvísir? ¿Es un símbolo auténticamente nórdico o una creación posterior? En esta entrada, exploraremos su historia, significado y presencia en manuscritos antiguos, así como su resurgimiento en la cultura popular.

Manuscrito Huld (ÍB 383 4to)
1. De manuscritos mágicos a icono moderno
Hay símbolos que nacen del tiempo, y otros que parecen volver a nosotros cuando más los necesitamos. El Vegvísir es uno de ellos. Hoy lo ves tatuado en pieles, impreso en camisetas o colgado del cuello como si fuera una brújula ancestral de los vikingos… pero su historia es mucho más reciente, más mágica y, sobre todo, más humana de lo que muchos imaginan.
Lejos de ser un invento de la Era Vikinga, el Vegvísir aparece por primera vez en el Manuscrito Huld, compilado por Geir Vigfússon en Islandia hacia 1860. Allí, entre decenas de símbolos mágicos conocidos como galdrastafir, encontramos esta inscripción:
“Beri maður stafi þessa á sér villist maður ekki í hríðum né vondu veðri þó ókunnugur sé.”
(“Si este signo se lleva encima, no se perderá en tormentas ni mal tiempo, aunque esté en lugares desconocidos.”)
Puedes consultar una versión del Huld manuscript en la Biblioteca Nacional de Islandia (ÍB 383 4to) aunque Google la puede traducir, quizas sea de pago el acceso a ella.
Lejos de ser una brújula literal, el Vegvísir funcionaba como un sello mágico de protección. Su diseño de ocho brazos evoca vagamente una rosa de los vientos, pero su función era espiritual: evitar que uno se “perdiera” en el sentido físico, mental o incluso emocional. No existe ninguna evidencia arqueológica ni literaria que lo conecte con la navegación vikinga.
2. Un símbolo de fe, no de marineros
Otros manuscritos islandeses del siglo XIX, como el Galdrakver (Lbs 2917 a 4to), incluyen símbolos similares, con usos rituales: se dibujaban sobre la piel, se llevaban en talismanes o se marcaban en la frente antes de un viaje. El Vegvísir, en este contexto, se parece más a un amuleto mágico del cristianismo popular que a una herramienta náutica.
El profesor Jackson Crawford, experto en lenguas nórdicas antiguas, ha recalcado que aunque el Vegvísir tiene un aire rúnico, no está compuesto por runas del Futhark, sino por formas gráficas mágicas tardías.
A pesar de ello, en el siglo XXI, el símbolo ha sido reapropiado por el neopaganismo moderno (Ásatrú) como emblema de guía espiritual, y en la cultura pop se le ha dado el nombre erróneo de Viking Compass. Esta idealización ha calado tanto que incluso juegos como Assassin’s Creed: Valhalla o God of War lo integran sin explicar su verdadero origen.

3. De la tormenta al alma: ¿por qué nos sigue hablando?
Aunque el Vegvísir: La brújula vikinga, no provenga de la era vikinga, sí expresa algo profundo del espíritu humano: el deseo de no perderse. Hoy, cuando lo vemos como tatuaje o colgante, ya no pensamos en tormentas literales, sino en las de la vida. El símbolo ha evolucionado hacia un recordatorio de resistencia, claridad mental y fe personal.
Como señala Tomas Vlasatý end Projekt Forlǫg, el Vegvísir es probablemente una invención inspirada en manuscritos mágicos cristianos (como el Clavis Salomonis), reinterpretados en clave islandesa durante el siglo XIX. Su simbolismo, por tanto, no pertenece al paganismo escandinavo antiguo, sino a una mezcla rica de folclore, espiritualidad cristiana y nacionalismo romántico.
Sin embargo, esto no lo invalida. Al contrario: demuestra que los símbolos no son estáticos. El Vegvísir ha pasado de ser una herramienta mágica de los granjeros islandeses a convertirse en un símbolo universal de orientación personal, buscado por quienes atraviesan tormentas internas y necesitan recordarse que siempre hay un camino.
Eso no resta valor a quienes lo ven hoy como un símbolo de orientación personal frente a las “tormentas de la vida”. Su poder reside en su capacidad de conectar, más que en su veracidad histórica.
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