De raíz mitológica a símbolo eterno

Yggdrasil: el árbol de los mundos, en la cosmovisión nórdica, es el eje del universo, el centro alrededor del cual giran los nueve mundos. No hay símbolo más completo, más misterioso y más profundamente espiritual que este fresno eterno cuyas raíces atraviesan la vida, la muerte, la sabiduría y el destino.
El nombre Yggdrasil aparece por primera vez en las Eddas medievales islandesas, compiladas por Snorri Sturluson en el siglo XIII. En el Gylfaginning (os dejo un documento con parte de la Edda en prosa), se describe así:
«El fresno es el más sagrado de los árboles. Sus ramas se extienden sobre todo el mundo y llegan sobre el cielo, y está sostenido por tres raíces…»
— Gylfaginning, capítulo 15.
Cada una de esas raíces conecta con un reino: Asgard, Jötunheim y Niflheim. Bajo ellas fluyen tres fuentes cósmicas: el pozo de Urd (destino), el de Mimir (sabiduría) y Hvergelmir (origen de todas las aguas). Estas conexiones convierten a Yggdrasil en un símbolo de vínculo universal: une lo divino, lo humano y lo infernal.
La palabra “Yggdrasil” se traduce comúnmente como “el caballo de Yggr” —donde Yggr es uno de los nombres de Odín. Se refiere al acto en que el propio Odín se sacrificó colgándose del árbol durante nueve noches, atravesado por su lanza, para adquirir el conocimiento de las runas (Hávamál, estrofa 138) texto que puedes consultar en traducción de Bellows aquí:
🔗 The Poetic Edda, Hávamál – sacred-texts.com.
Así, el árbol es tanto un altar de muerte ritual como una fuente de iluminación. Es, literalmente, el lugar donde los dioses sufren para aprender.
Yggdrasil: el árbol de los mundos
Estructura simbólica y función espiritual
Yggdrasil: el árbol de los mundos tiene una función clara: es el axis mundi del universo nórdico. En estudios como los de Rudolf Simek (Dictionary of Northern Mythology, 1993) o John Lindow (Norse Mythology: A Guide to the Gods, Heroes, Rituals, and Beliefs, 2002), se reconoce al árbol como un símbolo de continuidad y renovación cíclica, vinculado tanto a la creación como al Ragnarök.
Aquí tienes algunas de las primeras representaciones gráficas conocidas de Yggdrasil, extraídas del manuscrito AM 738 4to (conocido como Edda oblongata), fechado hacia 1680 y custodiado en el Árni Magnússon Institute de Islandia:


La primera imagen (imagen 1) representa a los ciervos Dáinn, Dvalinn, Duneyrr y Duraþrór alimentándose de las ramas altas del árbol, tal como describen las fuentes textuales.
Una vista más amplia (imagen 2) muestra varias de las criaturas simbólicas —águila, ardilla, serpiente y ciervos— agrupadas alrededor del árbol. La imagen tiene color, lo que sugiere que estos manuscritos estaban pintados.
A su alrededor interactúan criaturas arquetípicas:
- Níðhöggr, el dragón que roe sus raíces: la corrupción.
- El águila sin nombre en su copa: visión y juicio.
- Ratatoskr, la ardilla que lleva chismes entre la raíz y la copa: el conflicto y la dualidad.
- Cuatro ciervos (Dáinn, Dvalinn, Duneyrr y Duraþrór): representan las estaciones o los vientos.

Estas figuras han sido estudiadas en profundidad en obras como el Dictionary of Northern Mythology de Rudolf Simek y el trabajo de John Lindow, Norse Mythology: A Guide to the Gods, Heroes, Rituals, and Beliefs. Puedes encontrar más información sobre el análisis estructural del mito en este recurso académico:
🔗 Oxford Norse Mythology Online. En palabras del investigador Andy Orchard, “son narrativas móviles dentro del propio árbol”, fragmentos de leyenda incrustados en su tronco.
Yggdrasil también aparece como puente espiritual: conecta los planos de la realidad y permite el tránsito entre ellos. En ese sentido, el árbol puede interpretarse como una metáfora de la experiencia mística, del viaje interior que atraviesa muerte, conocimiento y transformación.
3. Vigencia del símbolo en la actualidad
En el mundo moderno, Yggdrasil: el árbol de los mundos, ha trascendido la mitología para convertirse en un símbolo de espiritualidad, equilibrio, conexión ecológica y sabiduría ancestral. Hoy es común verlo en tatuajes, esculturas, joyería y arte como una representación del ciclo de la vida, el equilibrio entre mundos o la conexión entre cuerpo, mente y espíritu.
Movimientos neopaganos como el Ásatrú lo utilizan como símbolo central de su cosmología. Y en la cultura pop, desde Marvel hasta God of War y Assassin’s Creed: Valhalla, Yggdrasil aparece reinterpretado como tecnología, red energética o raíz digital, mostrando cuán maleable es su imagen sin perder su esencia: la columna vertebral del todo.
Pero para quienes buscamos en los símbolos algo más profundo, Yggdrasil no es solo decorativo. Es un recordatorio de que todo está conectado, y de que incluso las raíces más antiguas siguen latiendo bajo nuestros pies.
Yggdrasil no es solo un árbol. Es una brújula, un puente, un altar. Es lo que conecta lo que somos, lo que hemos sido y lo que seremos.
A cada lector que ha llegado hasta aquí:
gracias por seguir el curso de sus raíces.
Seguiremos explorando símbolos que no solo explican el mundo…
lo transforman.
Nos vemos en la próxima entrada. Hasta entonces… sigue creciendo.